miércoles, 9 de mayo de 2012

...
Es menester que el corazón, a cada llamamiento,
esté pronto al adiós y a comenzar de nuevo,
esté dispuesto a darse, animoso y sin duelos,
a nuevas y distintas ataduras.

En el fondo de cada comienzo hay un hechizo
que nos protege y nos ayuda a vivir
.

Debemos ir serenos y alegres por la Tierra,
atravesar espacio tras espacio
sin aferrarnos a ninguno, cual si fuera una patria;
el espíritu universal no quiere encadenarnos:
quiere que nos elevemos, que nos ensanchemos
escalón tras escalón.
Apenas hemos ganado intimidad
en un morada y en un ambiente, ya todo empieza a languidecer:
SÓLO QUIEN ESTÉ PRONTO A PARTIR Y PEREGRINAR PODRÁ ELUDIR LA PARÁLISIS QUE CAUSA LA COSTUMBRE.

Aun la hora de la muerte acaso nos coloque
frente a nuevos espacios que debamos andar:
las llamadas de la vida no acabarán jamás para nosotros...
¡Ea, pues, corazón arriba! ¡Despídete estás curado!