"Música:
para Franz es el arte que más se aproxima a la belleza dionisíaca
entendida como embriaguez. Uno no puede embriagarse fácilmente con una
novela o un cuadro, pero puede embriagarse con la novena de Beethoven,
con la sonata de Bartok para dos pianos y percusión o con las canciones
de los Beatles. Franz no distingue entre la llamada música seria y
música moderna. Esa diferenciación le parece anticuada e hipócrita. Le gusta tanto el rock como Mozart.
Para él la música es una liberación: lo libera de la soledad, del encierro, del polvo de las bibliotecas, abre en su cuerpo una puerta por la que su alma entra al mundo para hermanarse."
Para él la música es una liberación: lo libera de la soledad, del encierro, del polvo de las bibliotecas, abre en su cuerpo una puerta por la que su alma entra al mundo para hermanarse."
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